TRISTELIZ




Leí una vez... ummm... era una chica que contaba que estaba tristeliz. Como con media sonrisa provocada.

Quizas sea esa palabra la que defina en estos momentos mi estado de animo al comerme una gran cucharada de Cream&Cookies de Häagen-Daz... por fin tengo la confusa sensación de que todo va a salir bien y que tendre fuerzas para seguir adelante aunque me duela.
En ocasiones, cuando nos perdemos en el miedo y la desesperación, en la rutina y la constancia, en la desilusión y la tragedia, habría que dar gracias a Dios por el Cream&Cookies de Häagen-Daz...

Pero, afortunadamente, incluso cuando no hay helados, aún nos puede reconfortar una mano conocida acariciándonos. O un gesto amable y cariñoso. O un apoyo sutil para respirar vida. O un abrazo tierno. O unas palabras de consuelo. Y no olvidemos las camillas de hospital, y los tapones para la nariz, y la repostería que sobra, y los secretos susurrados, y las Fender Stratocaster y, tal vez, alguna que otra novela o puede que una pelicula. Y hay que tener en cuenta que todas estas cosas, los matices, las anomalías, las sutilezas que creemos que no son más que complementos en nuestras vidas de hecho están presentes por una causa mucho mayor y más noble.

Están para salvarnos la vida.

Hoy estoy tristeliz... y vuelve a ser gracias a tí.

Feliz porque estoy convencido de que las cosas te van bien de que la vida te trata bien y sobre todo que estas bien.

Y triste porque te sigo echando de menos... porque hoy lo que mas necesito es que me dieses más besos de esos que te hacen oir un crujido. Un gran estruendo. Como si el mundo se hubiese detenido por un instante a observarnos...

... El viernes me dijeron que tendre que volver a operarme...

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