Todo el mundo sabe que a Jonás se lo tragó una ballena (bien, es físicamente imposible con un estómago del tamaño de un pomelo, pero todos lo hemos leído), lo que no se oye mucho es el por qué...
Jonás tenía un mensaje de Dios y una labor de intermediario. Pero temió de su propia figura, se asustó y se escondió para dormir... Dicho llanamente... se acojonó! Y Dios, que en el antiguo testamento es el malo malísimo, le envió una ballena que se lo tragaría por 3 días y 3 noches. En el fondo, Dios sabia que era el adecuado. Después de que lo vomitara, aceptó el destino para el que había sido escogido y llevó su mensaje a Nínive.
El complejo de Jonás es, en suma, la negación de la capacidad de uno mismo para desarrollar su potencial, es el miedo y la ansiedad frenando nuestra visión de grandeza... sabes que vales para algo, lo visualizas, prevees el éxito y te amilanas frenándote con la respuesta contraria, asegurándote que eres incapaz, haciéndote descender hacia el lado mediocre.
¿Qué nos bloquea y se interpone a desarrollar nuestro potencial sino el propio miedo de vernos en el talento? ¿Qué nos detiene? ¿Nos hacen falta tres días y tres noches en el interior de una ballena para creer en nuestras posibilidades?
mmm... a veces nos falta alguien que nos demuestre su fe en nosotros para que no nos dé tanto vértigo arriesgar...
2 comentarios:
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Hola señor de la nube!
Gracias por la entrada ante todo.
No entiendo porqué pones lo del pomelo, si te refieres al estomago de una ballena, puede medir hasta 16 metros. Me ha extrañado leerlo.
Un saludo!
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